Sé qué estuviste haciendo,
siendo
nada, niño, adulto, anciano,
desesperanza incrédula,
crueldad,
vago deambular por la antojana, donde
las madreselvas y los mirlos.
Sé que me habías olvidado,
a mí,
es decir, a ti mismo.
Girando, como un derviche loco, entre la gente,
habías
olvidado
la soledad primera, la sorpresa
de haber nacido.
Y a esta hora ciega,
de no saber si éste es el último paso. No ver
si aún es vida, lo que vives,
sueño
o el primer paso en el país desconocido
de
los
muertos,
que ya no están llamados,
no van a ninguna parte,
no son
más que lo que son,
sin espacio,
tiempo
ni arrepentimiento posible,
no te atreves a abrir los ojos,
a mirar,
a ver si es todavía
o ya por fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario