miércoles, 20 de abril de 2011

Viene el sacamantecas y todos los pusilánimes se aferran como pueden a los respectivos clavos ardiendo del sálvese el que pueda que sustituye ya a aquello de que las mujeres y los niños primero. Primero el que más corra, sin preferencias por raza, sexo, religión ni edad, que se pone sin falta en las modernas constituciones democráticas. La democracia ha madurado mucho y muy sustancialmente, desde su invento griego corrigiendo la sabiduría oriental de donde procede su perspicacia.

La sabiduría oriental había profundizado con prodigiosa hondura en la esencia del hombre. Los griegos salieron afuera, miraron a su alrededor y trataron de compaginar las honduras de la cueva humana con los restos del Edén. Y así vino a olvidárseles el peregrino afán de igualdad sin esfuerzo que matiza los humanos. Reacios a que alguien tenga más o mejor de algo, sin parar mientes en que esa diferencia costó a su detentador, administrador que al fin y al cabo lo va a dejar todo de este lado del espejo, para dar probable lugar a una buena trifulca familiar posterior, casi siempre grandes esfuerzos, batacazos y contrariedades.

Salvo quien hereda y suele gastárselo en seguida, quien tiene por algo es, además de que haya siempre posibilidad de que haya depredado gran parte en el lindero mismo de la ley o tal vez hasta pisando en la finca del vecino. Por eso insisto en que si desmontásemos indignados la estructura social que nos aflige, otros diferentes de los que ahora la manejan organizarían otra parecida. Hay ejemplos en el mundo, incluso a escala de estados soberanos cuyas estructuras organizativas se desmoronaron con gran júbilo del personal de a pie y a poco, ese mismo personal tuvo otro pie pisándole el pescuezo.

Fútbol, esta noche –ahora el fútbol suele jugarse con nocturnidad-, y Madrid y Barcelona, Barcelona y Madrid, se juegan parte del prestigio anual del ejercicio corriente. Ya sabe todo el mundo lo que yo preferiría, pero las cosas son como son y allá veremos, cuando ya casi sea mañana, si hoy es día de cohetería o de buscarse un rincón donde lamerse a posteriori las heridas. En mi opinión personal, hoy debería considerarse la confrontación menos importante, que lo importante son la eliminatoria de la liga de campeones y la liga nacional, pero entre estos dos no hay pecata minuta, cuartel ni creo que amistoso posible.

Y, envolviéndolo todo, llamando al orden y concierto, recordando que lo importante es otra cosa, la Semana Santa. Con sus dos vertientes, la de aquello que conmemora, su versión del misterio y el milagro más importantes, y la diversa manifestación, la respuesta de los tan diferentes gentíos de España, que cada uno la cuenta a su manera y participa a su modo y hay hasta quien trata de huir, aterrados, de la responsabilidad de creer.

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