-Era un filósofo.
-Y el otro, un poeta.
-¡Qué va! Pasa mucho, en España, que los poetas se meten a hacer filosofía y viceversa, los filósofos se meten a poetas, así luego no hay manera de conmoverse con la filosofía imaginativa de los poetas ni de entender el candor poético de los filósofos.
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