jueves, 11 de septiembre de 2008

Lo importante es descifrar las señales
de la niñez, la juventud primera,
la posible madurez
a que pueda llegar cada cual
en la medida de sus fuerzas,
y,
por fin,
la vejez,
que es como un majestuoso aterrizaje en la indiferencia
de los demás,
en la medida en que nos vamos acercando al umbral
de lo que en realidad importaba en cada momento,
de lo que nos importa,
nos preguntábamos,
y aún,
visto desde tan cerca
es todavía
inimaginable,
a pesar de haber estado atento a los mensajes,
con las preguntas siempre a flor de piel
y sólo las dos únicas
indescifrables respuestas
de la esperanza y el amor,
esos dos pájaros, demasiado lejos,
demasiado arriba,
inalcanzables,
que desde siempre
nos han ido
sobrevolando nuestra escasa sombra.

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