martes, 30 de septiembre de 2008

La melancolía cabe toda en la palabra
misma:
melancolía.
La digo y se me va haciendo ceniza suave
en la boca,
justo donde estuvieron tus besos
y mis palabras de amor.
Melancolía.
Es
como un rayo de sol, olvidado en el ocaso,
como una palabra callada a destiempo,
como un beso
que no supiste si intercambiar o no y lo borró el viento.
Melancolía.
Es como un suspiro, apenas audible,
que enterrase
un íntimo
inefable dolor, una nostalgia súbita
una mirada
perdida entre la niebla
donde la niebla se está haciendo nácar.

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