En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 19 de octubre de 2009
Hay un búho, ahí atrás, o no sé si una lechuza, que ulula a veces. Me gusta como suena, es como a luz de luna. Sí. Eso es lo que quiero decir, el ululato del bicho ése suena como es la luz de luna. Del mismo color. Estará llamando a alguien, digo yo. En el mundo de los avechuchos ¿habrá también, como en nuestra televisión, tiempo de anuncios? ¿Qué anuncia un búho? ¿Abundancia de ratones campestres? Un poco más arriba, atrás, he dicho “nuestra” televisión, pero mía no, desde luego. Si fuese mía le quitaría en seguida un montón de programas y de series que no puedo soportar. Haber, debe haber hasta a quien le gusten, porque si no, no los pondrían. Mejor, pues, que la televisión no sea mía, ya que no soy yo nadie para dictar reglas ni sobre gustos ni sobre ninguna otra cosa, a Dios gracias. Debe ser terrible eso de poder dictar reglas, leyes, normas que los demás estén obligados a seguir y cumplir. Incluso al perro, me gusta permitirle corretear por donde le guste y pararse donde prefiera y por eso utilizo para salir a la calle uno de esos mandos de rabo largo, que le permiten, si no hay puñeteros coches, deambular de un lado a otro, reconociendo minuciosamente las huellas debe ser de sus congéneres, que examina, olfatea y creo que hay veces que incluso lame con fruición. Lo van a fastidiar con una ordenanza nueva que ha dictado el cónclave municipal respecto de la limpieza de las calles. Resulta ahora que tienes que pagar impuestos para los gastos de la administración, supuestamente a tu servicio, pero cada vez te imponen mayores y más variadas servidumbres. Te dicen que has de poner en la calle la basura a la hora exacta a que a ellos les conviene; has de reciclar y separar las diferentes clases y categorías de basuras, para que luego ellos las reciclen a su gusto, y ahora, para colmo, no podrás regar tus plantas ni sacudir tus alfombras y encima deberás enseñar al perro a que mee en los imbornales de las alcantarillas y deberás recoger sus deyecciones sólidas para echarlas en los bidones. Une a eso que tienes que realizar la liquidación de tus impuestos, adelantar su pago durante el año y pagar multa cuando te equivoques, ya me contarás. Y ni siquiera ponen papeleras, bidones o lo que sea, frecuentes, y allá tienes que ir tú, con la mierda del perro a cuestas y la misma expresión entre crispada, angustiada y nerviosa, que lleva el conductor de un coche cuando no encuentra dónde aparcar.
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