No buscamos
con el debido ahínco, puesto que el buen padre Dios
existe, seguro,
yo lo quiero creer, y por eso
lo creo, y sin embargo,
hemos llegado a viejos
buscando
sus huellas
sin encontrar nunca más que palabras,
eso sí, hermosas
palabras,
ni siquiera en la duda, en el miedo
encontramos más que miedo y duda,
¿o será
que son precisamente los dos
el necesario contrapunto, el cimiento
la razón de ser, complementaria
de la esperanza,
ese único camino iniciático
del amor que espero
cuando busco
la luz?
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