lunes, 26 de julio de 2010

Cuando llegas a viejo, se recupera la dignidad perdida de los lunes, que ya no son atribulados principios de semana, sino otro de sus días, el de la Luna Lunera, como ella versátil y algo mentiroso, con esa dudosa luz, característica de la Luna y del lunes, que si amanezco que no, parece decirse el sol, y la luna indecisa, pintándote en el cielo la inicial contraria a lo que está haciendo, cuando creciente o menguante. Cuando se decido, el sol, por fin, a asomarse, radiante, con su camisa de verano, y restalla el látigo de luz contra las fachadas de enfrente, arriba, en la ladera del monte, aún permanece la luna, ahora desdibujada, apenas fantasma de sí misma, apenas recuerdo de esa luz suya, que no es luz, sino recuerdo de la luz, y no parece estar hecha de energía, sino de niebla y espuma, batidos con aromas de nostalgia. La Luna, me dijeron una tarde especialmente lluviosa, habla un antiguo idioma que se escribía con runas y cuyo sonido se ha olvidado, salvo por lo que respecta a esa luz que ha quedado a cambio como el vago sonido de un eco muy lejano, aparentemente desesperanzador. Hay, todavía ahora mismo, manos que parecen estar hechas con luz de luna, y cuando tocan apenas se advierte la caricia, pero, si eres tan afortunado que la sientes, adviertes que es especialmente expresiva y produce escalofríos de un extraño placer, o tal vez el recuerdo de un placer olvidado, que estas cosas misteriosas no las sabe nadie con mucho detalle y suelen estar por las rendijas que quedan entre el subconsciente y la conciencia de gente dotada de una sensibilidad que podría ser residuo de la que permitía gozar de las delicias del Edén. Debió de ser inefable, cuando dejó semejantes jirones donde la memoria no llega más que durante los insomnios más laberínticos, cuando no se sabe si se está dormido o despierto y puede que estemos en un tercer nivel, ni vivos ni muertos ni dormidos, sino en ese terrible lugar donde los recuerdos se convierten en inimaginable futuro.

-¿De qué hablábamos?
-Pero hombre, … de que hoy es lunes. El lunes, además, ahora en verano, se diferencia de los de otoño/invierno en que no se habla de fútbol en las cafeterías, las tascas, los chiscones, los chiringuitos y las barberías.
-Pues mira, hoy te equivocas porque toca hablar de fichajes y desfichajes.
-No hay remedio.

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