lunes, 24 de enero de 2011

Hay un tramo de vida de cada cual, o por lo menos puede haberlo, es frecuente, que se ha perdido por alguna razón o sinrazón. Casos de prisión, de convalecencia, de enfermedad, de amnesia, de prepararse para algo como un ingreso, una oposición, un examen particularmente duro. Casi no hay nada que valga el transcurso de un tiempo de vida durante que más tarde suele descubrirse que no fuiste tú mismo, sino un esforzado borrón de energía concentrada, como el rayo de luz a través de una lupa, mientras la vida de tu época se desarrollaba, transcurría fuera, lejos, sin tu concurso ni tu conocimiento, sin que tú participases.

Cuando vuelves, han ocurrido multitud de cosas que has de ir recuperando desde tus anacronismos. Porque tú te reincorporas como si el tempo no hubiera transcurrido, de tal modo que te sorprende incluso el modo de pensar de algunos de que te apartaste cuando pensaban de otro modo.

Me toca esta semana mi periplo mensual por las capitales del estado y de la autonomía. Hay una calma tensa en el aire, mientras determinados pueblos de Europa salen de algunas de las crisis, nos damos cuenta de que el nuestro no, se buscan responsables, chivos expiatorios. Hubo en el mundo antiguo culturas en que nada bastaba, sino un sacrificio cruento, para calmar la ira de unos dioses atropomórficos. Vivimos los coletazos de una organización social caduca, que trata de recobrarse, cuando lo que necesita es reconstruirse diferente, con materiales del mundo antiguo y materia prima del futuro que llega cada día a raudales. Entre ultraconservadores y ultramontanos, los que más paradójicamente sufren son los más capaces, los que pretenden compaginar para imbricar la cultura que se extingue con la que llega. Alguno precisamente de éstos es probable que resulte chivo expiatorio y abominado por unos y por otros, ambos lo tratarán de sacrificar, y lo más trágico será que el sacrificio probablemente resultará inútil.

En mi opinión, se está corriendo el grave riesgo de destruir lo que queda de una estructura social, sin disponer del proyecto de otra que pueda sustituirla, un mucho al azar, con riesgo de un período de intemperie.

No hay comentarios: