viernes, 27 de marzo de 2009

Oigo con la misma frecuencia dos afirmaciones: de la crisis se sale …, y: esa no es la salida de la crisis. Ambas son mentira porque de la crisis no se sale por un solo medio y todas las salidas, conjugadas, nos sacarán de la crisis. Lo que ocurre es que en nuestra mayor parte, la gente solemos decir que no vale lo que nos perjudica personalmente y que es bueno lo que individualmente nos favorece. Cuando la útil es cuanto puede contribuir, y cualquier comportamiento puede cuando se realiza de buena fe y de verdad en provecho del común. Esta crisis que padecemos, o de que disfrutamos, según se mire, porque siempre hay pescadores en los ríos revueltos, es algo que nos atañe a todos y merece la atención colectiva, en cuanto está a la puerta, pienso, de un profundo cambio de modos de la sociedad, que la ajusta y adapte al tiempo de la humanidad de nuestros días. Por eso empieza por que tomemos conciencia de que la democracia, literalmente, significa y supone la soberanía del pueblo, que, como consecuencia inmediata, tras de tomar conciencia de ello, debe actuar como soberano, seleccionar a sus mejores, apartar a los arribistas, aprovechados y demás incapaces, de la política social y de la económica y sustituirlo por gente apta para idear fórmulas sociales nuevas, sobre el cimiento de las antiguas y que en lo económico reduzcan el espacio de actuación al rigor de lo posible. No son remiendos de lo antiguo, consistentes en actuaciones aisladas, lo que reclama el futuro, sino una proyección cultural, un comportamiento colectivo conjugado y apoyado en unos principios, del pasado sobre el futuro, para responder a las necesidades de una humanidad nueva. Por eso ninguna medida basta, pero todas son útiles, aplicadas en la medida que corresponda a cada supuesto. -

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