En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
domingo, 5 de febrero de 2012
Ya habréis comprobado que está mal la operación de la entrega anterior y que a lo que tocaríamos sería a un millón escaso de las antiguas pesetas.
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