lunes, 29 de enero de 2007

Nada podéis, por fortuna, los políticos
para mudar los colores,
la forma,
la hermosura
de una puesta de sol.

Podéis desgañitaros, destruiros,
convertir las palabras,
por otra parte tan hermosas,
en salivazos malolientes, expresión de la único
que al parecer
lleváis dentro:
miseria y amargura,
envidia,
miedo a que venga el otro y os suplante,
mientras tanto, cada mañana –la alborada-,
la atardecida de cada muerte del día
seguirán cantando, os seguirán
ignorando.

Y los demás podremos,
un día más
olvidarnos
de que estáis ahí,
empeñados en acabar con la especie,
empeñados
en que nos enzarcemos de una vez,
todos los humanos,
en la última guerra más cruel que ninguna otra recordada,
que destruya la vida.

Ignoráis que la muerte
se agota en sí misma, y nada más ocurrir
ya está siendo
de nuevo
vida.

1 comentario:

A N A D O U N I dijo...

¿Una poesía a los políticos?

Si has sido capaz de tanto...

Un abrazo.