En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
martes, 30 de enero de 2007
Miré en la fuente, no estabas. Era invierno, tocaba el sol con sus dedos largos en el lecho del agua, pero el agua no estaba. Cristales, flores de hielo, memoria helada, mi novia murió de sed, era una xana.
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