sábado, 18 de octubre de 2008

Cuando una persona de algún modo es evidente que se desequilibra, es decir, deja de comportarse como es habitual en las de su clase, oficio o condición, si esa persona presta un servicio público o ejerce algún tipo de representación o se trata de una autoridad, debe su superior o, si no lo tiene, deben sus iguales proponer o disponer que por lo menos se someta a un examen facultativo que garantice su capacidad de asumir la responsabilidad que a su condición, función o servicio corresponde.

Y podrá ocurrir que así sea y que esa persona sea un notable ingenio o un genio sobresaliente, adelantado a su tiempo, roturador de caminos, inventor de soluciones para las muchas necesidades de este mundo, pero es también posible que deba ser apartado de responsabilidad, curado en su caso y si no tuviese cura, solícitamente cuidado en el retiro que elija o por la sociedad si es necesario se le proporcione.

Nadie, ninguno, salvo quienes decidamos reducir nuestra vida al ámbito personal y familiar, intrascendente para la equilibrada paz del grupo social a que estemos adscritos, ninguno puede ser independiente y señor absoluto de sus actos, y todos debemos estar sometidos a una autoridad superior, o en último caso igual, que cuando advierta irregularidad en nuestro comportamiento y que resulta insólito en el ámbito de nuestra actividad, debe ponerlo de manifiesto, y, acreditado ante un grupo de iguales, el diferente debe ser examinado y en su caso, corregida la anomalía que representa, por el peligro que pueda suponer para el bien común.

Cualquier adelantado a su tiempo, por discordante que resulte su voz, merece nuestra admirada consideración, la máxima atención a sus novedades, criterios y correcciones, por el contrario, el involuntario o el deliberado perturbador, de nuestra tranquilidad, debe ser relegado a la privacidad donde incluso podrá disfrutar sin daños para nadie de sus reflexiones y criterios e incluso publicarlos y confrontarlos con los de los demás, pero sin disfrutar del prestigio del cargo o condición que no merezca o no esté capacitado para ejercer.

No hay comentarios: