miércoles, 22 de octubre de 2008

Tener o no tener el alma quieta.
haber muerto, tal vez,
sin saber que esto que tengo ya no es vida
sino
cuando más
un sueño.

Haberte conocido
cuando me es imposible aprender las palabras
con que mentirte amor cada mañana,
saber
que ya no hay nada más que decir
y sólo falta
escuchar la sentencia.

Saber
que todo
podría haber sido diferente,
pero que
repetirlo
sería volverlo a vivir todo igual.

Y más larga mi condena
como reincidente.

No hay comentarios: