En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
miércoles, 8 de octubre de 2008
Hace tiempo que no digo lo que estoy leyendo: esa nueva versión del motín de la Bounty, narrada ahora por el ocasional grumete de un capitán Blight diferente, biografía de Ballard y otra de Sollers, notas de Kapuszinski sobre la otra tremenda guerra del cruel siglo XX y una edición nueva, bilingüe de los versos de Whitman. Lo único que admite continuidad es la novela de aventuras, deliciosamente escrita. Los demás son libros espesos de vida y cavilaciones. Los versos, como siempre, exaltación, desasosiego aunque en apariencia se someta la frase al rigor estético de una palabra, a su musicalidad, un poema sufre excitación aunque refleje soledades, silencios o cansancio.
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