El único modo rápido y eficaz de iniciar la salida de la crisis económica sería consolidar la Unión Europea. Cada país pasaría a ser provincia, comarca, parcela de un todo, como tal ya no sólo solidario, sino unitario y por ello cada parcela pasaría a estar a las duras y las maduras de la economía del conjunto, con todas sus deudas vencidas y pagadas por vía de una especie de compensación.
La moneda única no es nada, si no es el primer paso de una unidad política, y, como consecuencia, económica del conjunto que en su día la acordó. –
Mientras no se consolide la Unión, los países yuxtapuestos mantendrán entre sí deudas impagables, y por ello una situación crítica progresivamente crispada. En el conjunto yuxtapuesto, la heterogeneidad económica es tal que mientras unos tendrán exceso, a otros no les llegará por ahora nunca la camisa al cuerpo.
Y entre tanto, el resto del mundo producirá grandes unidades económicas en torno a cada moneda competitiva en unos imprevisibles, crueles y desmesurados mercados financieros
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