viernes, 7 de octubre de 2011

Hoy, por primera vez, me he perdido en el bosque. Es una sensación que no percibes hasta que has salido, ves de nuevo el paisaje y descubres que estuviste en ese otro mundo, más allá de los cuentos de hadas, donde nada es ni verdad ni mentira, pero es algo y allí estás tú, en este caso yo, con la cara de tonto que senos queda a los humanos cuando descubrimos que era cierto lo que nos decían de que había otros mundos. Para quienes no están en el tiovivo de la habitualidad, cogidos de las crines del caballo de cartón mientras permanezcamos asidos a la cual iremos medianamente seguros de no caernos donde estuve yo hoy, un poco más allá de lo más profundo del bosque, pero sin empezar a salir por otro lado, es decir, en esa parte de bosque donde sólo llegan los ilusos, los poetas, los tontos, los vagabundos y los ancianetes, cual es mi caso, que se creían que esta mañana era todavía jueves, cuando lo cierto, dice el calendario, era que es ya viernes. O yo estuve perdido hasta encender el CP o han puesto en marcha ya esa consecuencia de haber localizado a los neutrinos, que me sigue teniendo impresionado que digan que son más veloces que la luz, tal vez tanto como la tortuga de Zenón, a que todavía no ha sido capaz de alcanzar Aquiles, y yo hice con su ayuda esta mañana un ensayo cortito, de alrededor de veinticuatro horas, de los viajes en el tiempo. En mi caso, hacia atrás. Y durante alrededor de hora y media, estuve hoy en ayer. No duele.

1 comentario:

MARCELO dijo...

Aunque modesto viaje en el tiempo, sin duda ha de tener una gran relevancia práctica para la Humanidad. Aquella frase de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, se quedará hueca, y habrá que acuñar otra, más completa, evolucionada, que diga: "Lo que no hayas hecho hoy, intenta hacerlo mañana por la mañana".