lunes, 17 de octubre de 2011

Puede que a la larga, estén destinados a reencontrarse y que el Centro Niemeyer deba convertirse en un futuro más o menos próximo, en domicilio de la Fundación Príncipe de Asturias.

Y me doy cuenta de que proponer la idea supondrá una conmoción inicial, pero entiendo que a pesar de todo debe ser examinada, y, si se llegara a la conclusión de que no conviene, rechazarla. Insisto, más o menos lejos en el tiempo, irá pareciendo más lógico, como lo acabará siendo reconvertir la Universidad de Oviedo, o crear la alternativa de una Universidad del Principado de Asturias, con un solo campus equidistante de Oviedo, Gijón y Avilés, una Universidad puntera, atractiva para emprender desde la perspectiva boloñesa un camino universitario moderno, justificado por los seminarios humanistas y los laboratorios de investigación.

Si aquí tendremos los más prestigiosos maestros y los investigadores más profundos, vendrán los mejores estudiantes, se pretendería, por lo menos en mi sueño, de toda Europa.

Abandonada la quimera del carbón, cerrado el camino del hierro y del acero, predestinados al aprovechamiento forestal preferente, nos queda o inventar producciones competitivas o importar factorías de grandes grupos empresariales.

Un gran matadero industrial podría justificarse para atender al consumo interno del Principado y exportar calidad, hasta la cantidad, concepto secundario, que fuese posible. Enganchar su creación, consolidación y desarrollo comercial en la organización de la Central Lechera.

Un mundo rural recreado para el turismo. El mejor turismo rural del mundo. Manos a la obra para que sea posible soñarlo y desarrollar su proyecto.

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