Creo que eso que están haciendo cada día los medios de comunicación, esa constante comunicación del impúdico comportamiento de una parte de los más y menos anormales de nuestra sociedad es como sembrar a voleo la propaganda de sus decisiones, como si pudieran servir de pauta, en vez de ser exhibiciones de aberración.
No es “basura”, como le llaman, sino aberración pura y simple, derivada de tres motivos, dos principales, la ausencia de principios y la sin duda errónea convicción de que libertad es un concepto carente de delimitación, y otro, no menos importante, pero en realidad secundario, que es la falta de educación, y, como consecuencia, la ausencia de un mínimo de cortesía.
Considero lamentable que los responsables y los actores de la variada serie de comedias sociales que cada día se representan y relatan o no son conscientes de lo que están haciendo o no miden la posible hondura de las consecuencias de su impúdica desfachatez.
Estoy convencido de que la sociedad acabará por superarlas, sobrevivirá y lo hará con sorprendente vitalidad, pero para llegar a la salida, como para hacerlo n todas las situaciones críticas, habrá que hacer un camino iniciático lleno de dolor y ansiedad, dejando en sus cunetas muchas víctimas, probablemente cosechadas entre los más inocentes de la caravana de peregrinos.
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