miércoles, 16 de septiembre de 2009

Recuerdo haber estado
enamorado de un perfil
apenas entrevisto en el palco de un teatro,
de las manos de una joven
que aleteaban junto a una taza de café
en el viejo
salón
de cualquier miembro de la familia,
de unos ojos,
de la manera de mover la falda de vuelo
o los brazos, al bailar.

Recuerdo haber estado eternamente enamorado,
durante breves instantes, muchas veces
y luego, transcurrido mucho tiempo,
hurgando entre los daguerrotipos de los álbumes del desván,
donde las nostalgias,
donde los imposibles,
donde los sueños,
haber construido, una tras otra, decenas
de vidas
y de muertes enamoradas.

Ahora,
a esta hora de este día de este año,
tal vez inexistentes,
tal vez otra mentira de la imaginación
no sé si reírme o llorar
porque no sé cuál es la verdadera.

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