Escribo tu nombre
en la arena de la playa,
la mar
se lo lleva, a cambio
me deja conchas con el vientre de nácar,
restos de naufragios olvidados
y ese constante rumor,
tal vez un mensaje
dicho con viejas palabras que ya no entiende nadie
o con palabras nuevas, recién salidas del horno
de las palabras,
que no llego a entender
porque me queman el alma
cando trato
de escucharlas
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