Se me han quedado dormidos,
los pájaros
como se seca una fuente o como muere
cada verano vagabundo.
Se me han quedado dormidos
sin voz
-no se habrán muerto
de desesperanza-
y me falta su algarabía entre los ruidos
de la tarde.
La tarde, cuando anochece,
es la hora peor. Necesitas
que te escuchen,
decir
lo que no
deberías, porque cuando lo dices
descubres
el flanco débil
de tu alma. Descubres los más íntimos
secretos
de tu viejo
corazón.
Se me han quedado dormidos,
los pájaros que volaban
a mi alrededor.
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