Corretea la imaginación
embrollo arriba y abajo del semisueño de
la soledad.
Me estoy, callado, a pie de invierno.
Nada es real, en este momento íntimo
en que no sé de cierto
si vivo todavía, o,
del otro lado ya,
paso, como las cuentas del rosario, una a una,
las de recuerdos
que ni siquiera sé si son mentiras
que conté un día a alguien.
Tal vez,
esto que me pasa,
sea como una fábula sin moraleja,
tal vez haya muerto,
esté dormido,
o,
sencillamente,
sea la hora de la siesta y en cualquier momento
me despertará de un manotazo el sol
y estarán poniendo anuncios en la tele.
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