¿Por qué,
Señor,
escondes la verdad en el recuerdo?
¿Por qué hemos olvidado?
Tal vez, cuanto ocurre, no haya sido
posible
más que una vez.
La historia del mundo, este disparatado acontecimiento,
no cesa, desde que, una sola vez,
el buen padre Dios
estuvo, nos habló y la vida de la palabra,
desgastada
es cada vez más difícil de perfilar,
entender,
como si esta gente que ahora somos,
en el otro extremo del tiempo
hubiésemos envejecido, y ahora llenos
de silencio,
privados de sentidos, fuésemos
remedos de la gente, sus figuras vacías, muñecos
de madera, robots
inmóviles.
El tiempo, sin embargo, no es nada,
lo que ocurrió, la creación, la venida del Jesús,
su condena y su muerte y nuestra precaria
existencia, todo, está ocurriendo ahora, es la verdad
y no somos capaces de verlo,
de sentir
el dolor conjunto
de la creación, la redención y la luz,
que nos abarcan,
ahora,
hoy,
exactamente a esta hora de la tarde.
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