Tengo
los ojos
cansados de mirar tanta belleza
como hay
en el mundo, alrededor, donde todo está vivo
y la muerte
se convierte
poco a poco en una vieja amiga,
sonriente,
con que tengo una cita
cada día más próxima.
Respira con cuidado,
la primavera que viene,
este último ramalazo, ya sin ánimo,
del invierno.
Vocifera la gente consignas,
promesas,
viajes imposibles al país de las hadas
y la felicidad. Seguro que
habrá elecciones pronto: ¡sois libres! –nos gritan´,
es mentira.
Mientras lo dicen y estamos distraídos,
nos atan y amordazan,
matan
cada ilusión que teníamos.
Tengo
los ojos,
cansado, cerrados, me miro,
desolado,
por dentro, donde el río del tiempo,
ha ido dejando cenizas de sueños.
¿Dónde estoy? –me pregunto-
¿y vosotros?
¿y todos?
¿Es la muerte,
al llegar,
perder vuestra indispensable compañía,?
Algo me dice que debería ser,
que ha de ser
recuperarla, estar todos de nuevo,
ya uno solo,
fundidos en un solo acorde, el mismo rayo inmóvil
de luz de amanecida.
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