Hácesme gracia, paisano. Creí que eras un tipo listo dende los haiga y sálesme con esa desilusión porque la gente, considerada en masa, no discurra más que uno por uno y que la suma de la ringlera de todos.
Deberías saber ya que una felera de xente no admite la consideración de sumandos aritméticos porque la xente, cada paisano de por sí, no ya homogéneo con los otros. A lo más, lo que pasa ya que puestos en montón, cada cual se empereza y dexa de pensar, métese en la consigna que imprimen en cada cabeza los martillazos de los altavoces y parez que torna en verdad lo que antes era mentira evidente.
Ya un truco muy vieyo, pero no por eso menos eficaz. Tu garras una mentira de buenas apariencias, escríbesla, y na más ponela en letras de molde, negro sobre el ampo del papel, ya aparenta ser una verdad incontrovertible. Y no te digo nada de un pareao de esos que parez que improvisan, pero ya traían de casa los animadores de una manifestación, ya sea de protesta, ya de adhesión a lo que ni se nos había ocurrido adherirnos o protestar en contra a los manifestantes.
A los manifestantes suele convocárseles para cualquiera de las cosas indignantes que ocurren cada día y cada noche. Luego, todos saben que una manifestación puede calibrarse, comentarse e interpretarse de tantas maneras como testigos la hayan o no presenciado. Una manifestación es siempre río revuelto para los buenos ribereños, hábiles en el sorteo furtivo de las leyes y las vedas, subrepticios proveedores de las mesas de amigos, compadres o señores de la guerra y de la paz.
Puede que no haiga nada tan peligroso para la paz social como xuntar a los más débiles en grupo ya dexar que los ximielguen unos pocos profesionales del asunto de la sicoloxia de grupos. Los débiles tan cansaos de que is den madera de un lao y de otro. Buen día ven que alguien is diga’l modo d’entamar el desquite siquiera sea parcial de tanta mierda como se is lleva echao derriba.
La sociedad humana trata al débil como el dueño’l coche al peatón, que aprentemente, todo ya cortesía, pero mire, hom, comprenda, que i dexe’l vehículo ahí, tapandoi la saida, escoñando la cera, quitando’l paso cebra ya un moment’in de nada … sea comprensivo, hom. Lo que ya que si miras, deben tener coche la mita los ciudadanos por lo menos, pero como cada uno tien dos o tres, lo cirto ya que al final hay más de cuarenta millones de coches ya cuarenta millones de momentinos ya mucho tiempo si lo miras en xunto.
Preocúpanos a los vieyos, xusto agora –los vieyos son siempre más débiles-, que nos digan, con esa sonrisa pa más inri, que hay que apretase un momentín el cinturón, que total son unos años, que comprendamos. ¿Daisvos cuenta de que pa los vieyos, dentro unos años ya ta fuera’l tiempo? Pa nosotros, dentro de poco, son demasiados momentinos.
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