En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
martes, 5 de octubre de 2010
No hay palabras mágicas, en economía, como no sean esas, por otra parte triviales, que saben los timadores para engatusar a sus víctimas y despojarlas de lo que tengan. Lo malo es que hay timadores de muchas clases y condiciones varias, que, cuando vas a ver, algunos hasta manejando con habilidad los malos instintos de uno, nos dejan a la luna de Valencia. Tiene siniestra gracia que ahora, cuando algo sale mal, haya quien piensa que lo arregla inundando al personal inerme de palabras y así manipulándole, manipulándonos el cerebro. Y así una y otra vez, que el hombre, ya sabéis, el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y hasta tres y más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario