lunes, 11 de octubre de 2010

Tenía el nombre verdemar,
no lo recuerdo, es cierto, pero veo
su color,
estoy,
de pronto, hoy, otra vez,
ahogado de amor en su fondo,
¿amor?,
¿un deseo irrefrenable de respirarlo,
de hundirme
en lo más insondable de su misterio?

Un nombre verdemar oscuro,
¿o era, al respirar,
su efluvio,
la pura esencia de su olor a belleza?

¿Era un nombre?
¿un olor?,
¿era ella
algo
más que mi imaginación desbordada,
riada incontenible,
sin destino,
de amor?

No hay comentarios: