No podríais ya sujetar esta fragilidad en que consisto,
tejida de tantos recuerdos
que ya ni sé, yo mismo, en qué consisten,
cuáles son ciertos y cuáles son fingidos,
leídos
en páginas escritas por todos esos
que se apretujan a mi alrededor, me persiguen,
pese a ser desconocidos
autores
de libros
amigos.
No podríais, ni siquiera yo puedo
poner trabas ni freno
al desafuero
de la imaginación que se me escapa,
buscando otra ilusión o
perdida
por los caminos del miedo.
Miedo a morir, a veces,
pero otras
miedo a seguir viviendo.
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