viernes, 1 de febrero de 2008

Cuando llega esta hora
y el día ha dejado ya de serlo, es
umbral de la noche,
cuando nada es seguro,
ni siquiera que haya mañana, y los problemas
se agigantan como esas sombras
que nos alargó desde su ocaso el sol,
cuando llega esta hora, es la de huir,
refugiarse nonatos bajo las sábanas, indecisos,
dudando:
¿será verdad? ¿estaremos aún
vivos?

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