En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
lunes, 18 de febrero de 2008
Hay un momento sin tiempo, cuando ella dice: te quiero, y él, te quiero –responde-, y ya está hay toda una eternidad de amor.
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