martes, 5 de febrero de 2008

Recuerdos mínimos
como esos planetas infinitesimales, de polvo,
que flotan. Brillantes
en cada remanso de un rayo abandonado por el sol
en el viejo desván
recuerdos
de gestos ya imposibles,
que no hicimos entonces, cuando entonces ya es nunca,
hundido en el pasado, que tal vez
no haya ocurrido nunca.
Recuerdos que ayudan a vivir,
cuando casi no queda tiempo ya,
como si hubiésemos vivido
aquello que soñábamos.

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