Hay un ciruelo en flor en la ladera. Nace,
casi un milagro, entre la piedra dura, aprovechando
una herida
de la tierra
cansada.
Hay un ciruelo en flor, mínimo,
equivocado,
adelantado de la primavera,
que es como una chispa, un loco, un sueño
en que a pesar de todo sobrevive
la esperanza
de sobrevivir a otro invierno.
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