sábado, 23 de febrero de 2008

Bostezo, esta mañana, porque es domingo y se repite el sol, contra las amenazas de invierno que vienen del sur, donde antes no llovía y ahora llueve, y es posible que el invierno, ese caminante, carezca de GPS y no sepa los caminos para entrar en el valle en que antes solía a caballo de los vientos del norte. Bostezo, asisto a la ceremonia de comprar los gruesos periódicos de fin de semana, con sus revistas, sus discos, sus libros de esto y de aquello, los supuestos chollos que te venderegalan cortando un cupón, cursos de idiomas y de cocina, relatos infantiles. La abrumadora abundancia del primer mundo, que, si compras tres periódicos, en el chiringuito donde los venden te añaden y por supuesto cobran con la anunciada rebaja, pero cobran, un saco de innecesidades, bagatelas, baratijas, resúmenes, síntesis y demás quincalla.

A esta misma hora, me sugiere el otro yo con que me enfrento en el cuarto de baño con la afeitadora en la mano, se despiertan millones de habitantes de este planeta, con la grave preocupación de buscarse el modo de sobrevivir, a base de astucia y suerte, hasta mañana.

Y a esta misma hora, unos cientos, se despiertan preguntándose qué pueden hacer o decir hoy que contribuya a que ellos y su partido político ganen más puestos de representación y gobierno que los de los otros. Se disponen a dbatir con ferocidad las razones que deberían llevar a muchos ciudadanos a preferir su opción respecto de otras cada vez más parecidas entre sí.

No hay tiempo para bostezar, si de veras me propongo tratar de entender el mundo en que vivo.

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