De pronto, se abre el abanico de las posibilidades y aparece como nueva estrella, tal vez galaxia, recién descubierta por el equivalente político del Hubble, la confederación de partidos de que podrían formar parte el Foro, de Asturias, y eventuales homólogos imaginables en cada autonomía.
Personalmente, los agruparía en torno a la defensa a ultranza de la idea central de que cada persona es individual, pero y a la vez, parte de una sociedad humana. El humano uno y múltiple del siglo XXI, capaz de imaginar el milenio que viene en clave de que la solidaridad no es una virtud, sino que forma parte de nuestra esencia, a la vez individual y social, con la multitud de consecuencias que cabe extraer de este principio basado en la regla de oro moral de universal aceptación. Quiero para los demás lo mismo que para mí puesto que esencialmente soy parte de los demás.
La coincidencia en una idea central, en un principio básico, obliga a desarrollar en cada comunidad a la vez imaginable y manejable, toda una serie de concreciones, acerca de que parece obligado irse poniendo de acuerdo, tanto respecto de su mapa como de su orden de prioridades, su laboratorio de investigación y ensayo y su territorio de creación, consolidación y desarrollo.
Todo un hermoso sueño para salir de este caótico berenjenal de la acumulación de las crisis “de medrío”, de crecimiento, de experiencia y ascenso de tramo de sabiduría que nos aquejan.
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