miércoles, 28 de septiembre de 2011

La ventaja del cuento, la novela, cualquier conseja contada cualquier noche de invierno al amor del llar, debería ser la sencillez. Una película de vaqueros o el cuento de Kipling donde la lealtad amical es puro heroísmo a través dele espíritu del regimiento, deben ser lo que son, para entretenerte y que te hagas la ilusión de que los buenos suele parecer que ganan y aparentemente la justicia y la equidad se restablecen y equilibran sin excepciones, como decía Sócrates que debería ser.

Lo digo al hilo de las últimas novelas policíacas que se escriben a partir de las consideraciones hechas en las suyas por Simenon, que conmovían de tal modo al comisario Maigret que, de conocer sus manejos la superioridad, puede que hubiese terminado dirigiendo el tráfico –siempre es la amenaza del jefe a un policía de la brigada de homicidios en las pelis americanas, para el caso de que yerren en el debido comportamiento por defecto o por exceso de celo, con lo que todos respetamos y solemos obedecer a los antiguos guardias de la porra, rectores y directores del tráfico-.

Tanto y de tal modo complican los motivos del criminal, que lo reconvierten en víctima casual de esta sociedad horrible en que sobrevivimos a trancas y barrancas. El muerto, para mayor confusión, era el malo, provocador de tensiones, culpable de desafueros, malvado de tomo y lomo. Su asesino, la víctima, protegible por un bondadoso detective lleno de perplejidades, a que el autor proporciona sorprendentes dotes y especial autorización para arreglar la escena del crimen de tan modo que el lector pueda llegar a la conclusión de que no es oro todo lo que reluce, pero bajo la capa de oropel puede que haya oro y “nuestro héroe” sea el único capaz de redistribuirlo para que Sócrates escuche a Platón y sus amigos y llegue a la conclusión de que mejor irse a dialogar un poco más o a echar una partida de mus, con lo que la historia del mundo podría revisarse, lo mismo que la teoría de la relatividad, ahora que alguien dice que ha logrado ver cómo los neutrinos corren más que la luz. Por cierto ¿sabe usted si venden neutrinos en los bazares de los chinos? ¿Sabe alguien si se pueden poner neutrinos en el coche de Fernando Alonso?

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