El tiovivo del blog,
que empuja, de un empellón, el sol,
cada mañana
con la luz amatista del alba.
Cuando atardece,
el blog se inunda de nostalgias
inesperadas.
Luego gira,
toda la noche, despacio,
susurra
con los misteriosos, amedrentadores
ruidos nocturnos.
De nuevo el alba,
los cochecitos, la jirafa, los caballos de cartón
polícromado y el elefante
amarillobrillante.
Escribo sobre la falsilla de su lendel,
cuento
esta tremenda historia banal de cada hombre
que resumo.
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