martes, 14 de septiembre de 2010

Apunto adquirir con la mayor urgencia posible ese libro que han escrito al alimón Sánchez Dragó y Boadella. Tras de leer atentamente su entrevista con los lectores de El Mundo, subrayo la urgencia de la adquisición del libro. Y mira que había preguntas como mansos de solemnidad, pues bien, los maestros les “sacaron” faena. Incluso cuando les hablaron de la defensa de los “derechos del animal”. Hay cosas con las que no estoy de acuerdo, por ejemplo con algunas de sus pautas de religiosidad. No quiere eso decir que no respete yo el budismo, los budistas, el Islam, etcétera, que los respeto uno por uno como búsquedas de lo que persigo por otro camino. Sólo quiero decir y digo y advierto que no estoy de acuerdo con esos otros criterios. Me pongo a la sombra de Hans Küng. Pareja ésta, Sánchez Dragó y Boadella, de irresponsablemente simpáticos anarquistas ideológicos, que toman de aquí y de allá para no estar totalmente de acuerdo con nada, pero llegan a la casi sublimidad, cuando uno dice que no hay nada peor que un imbécil y el otro le apostilla que sí, que un imbécil con poder. En otro momento, cuando proyectan luz sobre la paradoja de que uno de ellos se sentía más libre, salvo por lo que hace referencia a la cosa política, en tiempos de dictadura que ahora mismo, con esa maraña de normas que fluyen torrencialmente de diecisiete hontanares legislativos, estoy seguro de que más de uno se habrá mirado con estupor y sorpresa el ombligo. Apunto y subrayo, como digo, el título: “Dios los cría …” Y de antemano me apunto a la posibilidad de que alguna televisión les proporcione un espacio, a la hora que sea, para refrescar el ambiente crispado de las crisis y ambiciones que nos agobian, a esa posibilidad y a mi atenta asistencia al eventual diálogo resultante.

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