No correré más
sobre las piedras, playa adelante,
buscando miradas a la mar.
No correré, soy un viejo
que se ha detenido a mirar
cómo corren
los niños y las olas.
Ya
no correré nunca,
perseguido por el viento,
por la fantasía,
por la vida,
que nos llegaba entonces,
cuando niños,
y corríamos siempre a barlovento.
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