Hablar por hablar, qué pena,
qué desperdicio de hermosas palabras
gastadas en contar naderías,
contarle a uno las desdichas del otro,
en muchísimo secreto,
prometer algo para siempre
o que no haremos nunca no sé qué.
Somos gente, nada más, en un camino,
debemos aceptarlo, decir,
como mucho:
te quiero,
esta eternidad de este momento, que es lo mismo que decir
te querré siempre.
No hay más siempre que ahora mismo
ni más nunca. A todo más,
podrás, podremos,
con el poeta
prometer que seremos “ceniza enamorada”,
un día.
El recuerdo que dejaré en ti,
será,
como todos los recuerdos, ceniza de sí mismo,
el amor lo pondrás tú
a cambio del que hoy te tengo.
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