En realidad, he de confesar, que se trata de mis digresiones. Por eso, advierto que para cualquier curioso lector, podrían ser poco interesantes, intrascendentes, banales y hasta aburridas. Entonces -me pregunto- ¿para qué las escribes? Aún no he hallado respuesta para esta pregunta.
martes, 5 de junio de 2007
Hoy se me han muerto en el alma las palabras, no puedo hablar ¿quién me entendería cuando todos estamos enfrascados, en quemar como si fuesen ramas secas, rastrojo, las más bellas palabras? Hoy no os puedo decir más que lágrimas.
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