miércoles, 13 de junio de 2007

Me hablo solo a mí mismo
para que no me lleves la contraria, hablo
con mi inerte sombra
tendida del otro lado, sola, del sol,
que ni se molesta en darme la razón.
Quisiera,
ya que tú me puedes querer porque tal vez no existas,
intercambiar contigo nuestras sombras.
¿Qué más te da?
y a mí bastaría,
con estar solo a solas con tu sombra
y decirle
todas estas palabras que no puedo decirte, y darle
todo este amor
¿qué voy a hacer con él, si no,
cuando todo era tuyo, es tuyo aún
y será tuyo cuando hayamos muerto
y seamos las sombras de otras gentes, o tal vez
sombras perdidas, solas en la noche
donde muere el olvido?

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