Una fuente lejana, abandonada,
esas flores silvestres, que apenas son flores,
el rumor del agua, nubes
diseminadas por el cielo como pensamientos
errantes,
que ni siquiera se concretan, la voz
más amada, que nos susurra en la memoria
el vago recuerdo de un futuro posible,
es la mañana
del señor san Juan.
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