miercoles 27
Te fuiste el primero,
cuando aún parecía imposible, con aquella inquietante mueca
de inconmensurable dolor,
acompañado por la banalidad de las palabras
con que hacíamos tiempo en la habitación de al lado.
Te fuiste,
nos dejabas el recuerdo
de la desesperanza primera
y la acidez de unas palabras exactas,
implacables.
Te fuiste y ya todo fue diferente,
siempre lo es a medida que nos vamos quedando
en ser nosotros solos
en medio de tantos
como van con nosotros
buscando
el
camino.
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