Cuanto más bello el pájaro,
es frecuente que más torpe su canción,
cuanto más hermoso
el paisaje de cada atardecer,
es frecuente
que más hondo el temor de la noche,
mayor el número
de pesadillas que pasan volando
como esos pájaros
que atan con su vuelo las torres más altas
de la vieja
catedral gótica de la antigua ciudad destruida
una y otra vez
por cada guerra,
cada desilusión,
cada nueva
desesperanza.
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