martes, 25 de diciembre de 2007

¿Qué tendrá el dolor de quererte, que es alegre?,
mata,
con ternura, la misma que usa el agua
para hacer sus caricias a la playa,
la misma
con que mueve el viento las ramas,
a punto de romperse, sin hojas,
del árbol del invierno,
que no sé quién plantó a la orilla
del río esta mañana
helada
de insólita Nochebuena, que celebran
los vagabundos todos,
los aborrecidos, los despreciados del mundo
-¡uníos!-,
los dejados
de la mano de Dios, que no tienen
quien rece una oración o cante un villancico
con ellos, para ellos
y nos están mirando
sin que lo sepa nadie
para que nadie se muera de miedo, de angustia,
de este dolor que es, como el de quererte,
inesperadamente dulce en su amargura.

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