sábado, 8 de diciembre de 2007

La vieja loca contaba en el parque
cuentos
a los niños cansados, ya al atardecer, desfogados
de tanto jugar al fútbol,
a las canicas y al corro,
los niños y las palomas formaban un círculo
y la vieja loca
contaba y contaba
interminables cuentos de colores brillantes
como pompas
de jabón.
Una noche se murió la vieja loca,
la encontraron
a la del alba un pescador y el sereno del barrio
yerta y casi tapada
de polvillo de oriflama y oropel
y de confeti de papel de plata
que analizó con minuciosidad el premio Nóbel
de aquella ciudad.
No supo decir qué era. La enterraron,
a la vieja loca
de atardecida, bajo un alero en que anidaron
en seguida
las golondrinas.

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