domingo, 2 de diciembre de 2007

Escribiré mis palabras de amor
en la arena,
a la orilla del agua,
donde la marea venga
y las borre
con el amor de la espuma,
que es su violencia
mayor.

Escribiré lo que soy,
un hombre que mira al cielo
sin ver
más que el azul,
las nubes y los pájaros,
las palabras del humo y del árbol,
y, de noche, las estrellas
y el silencio solitario que va diciendo la luna
goteando
su luz.

Escribiré una carta esperanzada,
enamorada,
al buen Dios,
que diga:
Señor, escucha
la sequedad vacía con que late
mi corazón.

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