Hay dos amores,
el tuyo y el mío. Si coincidieran
habría fiesta, con gaitas
del otro lado del río,
que es donde cantan
para encenderme nostalgias.
Para encenderme nostalgias
te inventé cuando era niño.
El aprendiz de poeta,
cuando niño,
niño dos veces, una con el corazón
la otra con la cabeza,
llena de amor.
Llena de amor la cabeza,
que no sabe de aún del terrible
agobio obsesivo del deseo, el frenesí
de la carne encendida, ese afán
de completarse, de complementarse, de tener
por lo menos
un hijo,
que justifique haber nacido, ser parte
de humanidad en camino.
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